PALABRAS LIMPIAS CORAZÓN PURO

Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí; escucha mi voz cuando te invocaré. Suba mi oración delante de ti como el incienso, el alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde.

Salmo 141:1-2

Reflexión:

El salmista eleva su voz a Dios con urgencia, sabiendo que Él es el único que puede responder en medio de la presión y el peligro. Pide que su oración sea como incienso, un aroma agradable que sube hasta la presencia divina, y que sus manos levantadas sean como una ofrenda pura. También clama por protección para su boca, para que sus palabras no se contaminen con el mal, y para que su corazón permanezca firme en la justicia.

Este salmo nos recuerda que la vida de oración no es solo pedir ayuda, sino ofrecer a Dios nuestras palabras, actitudes y acciones como un sacrificio vivo. En un mundo lleno de tentaciones y trampas, necesitamos que Él sea nuestro guardador y guía.

La vida en Cristo nos es solo huir del mal, si no caminar en Santidad, vivir en oración constante; cuidando lo que decimos, lo que pensamos y hacia donde dirigimos nuestra mirada.

Aplicación práctica:

• Ora cada día antes de hablar, pidiendo a Dios que guarde tus palabras.

• Mantén tu mirada fija en Él cuando enfrentes tentaciones o presiones.

• Eleva tus manos y tu corazón como una ofrenda de gratitud, no solo en tiempos de necesidad.

Oración:

Señor, apresúrate a socorrerme. Que mi oración suba a Ti como incienso y mis manos como ofrenda pura. Guarda mi boca de palabras que no te honren, y mi corazón de caminos de maldad. Mis ojos están puestos en Ti, y en Ti confío. Amén.

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EL AMOR QUE NUNCA DEJA DE SER